miércoles, 14 de marzo de 2018

A LOS 8 DÍAS DEL 8 DE MARZO. HABLAR DE ELLO CON LA CABEZA FRÍA, EL  CORAZÓN CALIENTE Y EL FUTURO EN LA PERSPECTIVA.  


La derecha acusó a la convocatoria de huelga del pasado día 8, muy parcial y limitada por cierto, de huelga política y anticapitalista ya que manipulaba el feminismo, más bien la sección femenina en su concepción, como si una huelga fuera como ir a jugar a la petanca. La farsa de la derecha en defensa de los intereses y privilegios que han defendido toda la vida las clases dominantes, sirve para convertir a lo más flojo de un movimiento social o político en algo revolucionario, con lo cual hacen el juego de descalificar a lo más moderado del movimiento como representante de la izquierda transformadora, por si acaso, para así mejor enterrar los restos intelectuales, sindicales y políticos de la verdadera izquierda alternativa, la que, a pesar de los tiempos duros, no abdica de su historia, de sus ideales socialistas y de su proyecto de cambio social y de emancipación humana, que es la que realmente preocupa a la derecha económica y política.  Aquella izquierda a la que se daba el 15% o hasta el 20% en los sondeos, antes de surgir Podemos. Es la vieja táctica mecánica y grosera de siempre, pero que vende. De la misma manera que dentro del espacio de la derecha de siempre existe la derecha más postmoderna y sofisticada en la utilización de nuevos análisis  y métodos de alienación de  masas, que es capaz de poner en marcha "revoluciones de colores", "primaveras árabes", "movimientos para moverlo todo sin cambiar nada de lo fundamental". Se llama pos verdad, o relato de ficción, algo que compran los espíritus incautos desarbolados en su pensamiento y en su práctica por las "habilidades" del régimen. ¿Verdad que es así señor Soros y demás compadres de las finanzas y de los negocios, en Ucrania, en Libia y Siria, en las avenidas de Nueva York, en las calles de París o en las plazas de Madrid, en todas partes con las manitas levantadas y agitándose?
Volviendo a la jornada, no sólo en referencia a la limitada convocatoria de huelga laboral, sino al conjunto de la jornada del 8, muy importante por el gran número de mujeres movilizadas, acompañadas de una considerable cantidad de hombres, se puede decir que se ha politizado en un sentido genérico parcial, pero muy lejos todavía de asumir consciente y plenamente los contenidos de clase y los valores y principios básicos del mejor y más actualmente necesario y urgente pensamiento democrático y revolucionario. La jornada del 8 ha significado un importante salto en la organización y movilización de una amplia vanguardia de mujeres, y de hombres,  en exigencia de unos derechos  básicos y genéricos para la mujer y en defensa de  unas reivindicaciones sociales justas para el conjunto de la clase trabajadora, independientemente del sexo. Falta ahora convertir este gran despliegue numérico en fuerza organizada con una concepción progresivamente vinculada a una alternativa progresiva de cambio social de fondo y a una plena emancipación humana. 
Aprovechando la ocasión de que el PP, Ciudadanos y la derecha en su conjunto ha calificado la huelga de anticapitalista, aunque no fuera así en su sentido global estricto, haciendo propaganda gratuita con ello, se les debe coger la palabra y afirmar, "sí señores, somos anticapitalistas". Y vamos a coordinar lo mas ampliamente posible todo lo que se ha movido y expresado el día 8, intentando unirlo progresivamente, manteniendo la personalidad y soberanía de cada sector participante, para convertirlo en un gran movimiento plural enraizado en un sentido de clase, en la línea de que se inserte en un proyecto de verdadero cambio anticapitalista histórico, fundamentado en el sentido de clase, en la igualdad y justicia social, en el internacionalismo y la solidaridad y en la lucha contra la guerra y la defensa de la paz, algo en lo que las mujeres son las primeras interesadas al ser las que más sufren sus consecuencias, sea directamente o a través de los hijos que a ella van, muriendo en muchos casos y matando siempre. El movimiento no debería tener nada que ver con aquel que con la excusa de la elección en EEUU de un tipo como Trump puso en marcha un movimiento pro Clinton, la  belicista y criminal impulsora del terrorismo en Siria, la que se reía cual hiena cuando se asesinaba a Gadafi en Libia, un movimiento que rapidamente se extendió gracias a los recursos a ello destinados por los que controlan el dinero, manipulan la verdad y engañan a quien se deja engañar, sea mujer o sea hombre. 
Resumiendo, la gran movilización del pasado 8 de marzo de 2018, debe representar un antes y un después, no para triunfalistas declaraciones y escaso trabajo, sino para la organización y desarrollo paciente pero imparable de un proyecto que sea capaz en España de mandar al PP a la oposición, evitar que le sustituya un Cs. tan a la derecha como este, acabar con el esperpento secesionista y gobernar para una mayoría en defensa de la justicia social, la igualdad y la solidaridad de todos los españoles en una España unida en un Estado federal, culminación del Estado de las autonomías, en la perspectiva de un horizonte republicano y socialista. Es verdad que los mimbres son escasos para ello pero como parece imposible, se debe hacer. 
A partir del pasado día 8, espero que ahora cuando se convoquen manifestaciones o actos por la paz y contra la guerra, se desborde la calle con centenares de miles de personas, mujeres y hombres que no participan nunca ya que parece que quedaron agotadas después de aquel año 2004, antes de la guerra de Iraq. Y miren ustedes, después ha habido Libia, Siria....Y sepan ustedes que las guerras, además de matar a centenares de miles de personas y destruir países enteros, derrochan en armamento los presupuestos que en cada país  deberían destinarse a trabajo, salud, educación, igualdad, desarrollo solidario de los países empobrecidos y mejora de las condiciones de vida en los desarrollados economicamente. Esperemos que lo del día 8 sea un verdadero aldabonazo en la conciencia de mujeres y hombres para avanzar el final de la injusticia y la desigualdad en España y en el mundo.    

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