domingo, 26 de junio de 2016

SIN ILUSIÓN, NI PASIÓN, NI SIQUIERA CONVICCIÓN.


Se ha puesto de moda: BREXIT. No es nueva esta palabrota (abreviatura de british y exit, o sea británico y salida), la inventaron hace ya algunos años y se ha utilizado ya con Grecia (GREXIT).
El resultado del referéndum ha decidido que Gran Bretaña se salga de la UE e inmediatamente se ha generado una especie de hecatombe económico-bolsística-financiera y política, con ribetes tragicómicos y sesudas interpretaciones que me dejan desconcertado ante mi profunda ignorancia para emitir juicios rápidos e inapelables desde mis posiciones comunistas, faltaría más. Y he intentado reflexionar sin pasión y con escasas convicciones, tanteando el terreno y analizando los datos de que disponemos, sean los del sistema socioeconómico de Gran Bretaña, los políticos, sean históricos, histéricos o actuales, tanto de GB como de la Unión Europea. 


He llegado a una primera conclusión: el impulso histórico más contundente y sólido al neoliberalismo, como la expresión hasta el momento más despiadada y más destructora socialmente del capitalismo actual, se dio en Gran Bretaña por parte de Thatcher, cuando se enfrentó al movimiento obrero y sindical  y lo derrotó sin dar un paso atrás ni hacer una sola concesión, respaldada por el conjunto del capitalismo británico, norteamericano y europeo, y la práctica pasividad del movimiento obrero y sindical europeo y mundial.  De acuerdo con Reagan, formando uno de los dúos dirigentes más reaccionarios y criminales del capitalismo, impusieron en Gran Bretaña y en toda la UE todas las teorías económicas y sociales de Milton Friedman y la Escuela de Chicago, que habían permanecido a la expectativa sin poderse imponer en su totalidad porque el movimiento obrero y sindical y la existencia de la Unión Soviética lo habían impedido. Thatcher y Reagan fueron además los máximos impulsores de las políticas financieras para el derrumbe de la URSS, hasta que lo consiguieron, aliados con los gobernantes y dirigentes más débiles y entreguistas, tipo Gorbachov, y más corruptos y degenerados moral y políticamente, cuya principal expresión personal es el borrachín Yeltsin.
Gran Bretaña ha simbolizado desde entonces lo peor del capitalismo, trasladando e imponiendo a Europa sus tesis: neoliberalismo sin controles, libertad absoluta de mercado del capital, paraísos fiscales, recortes sociales progresivos y con ritmo permanente, según exijan las circunstancias, supresión paulatina de las leyes laborales nacionales e imposición de "Directivas Europeas", que son el bombardeo previo preparatorio a las medidas definitivas tipo el TTIP.  El referéndum y sus resultados puede, por tanto, valorarse desde diversas perspectivas, como positivo, negativo, o no sabe, no contesta. Para Pablo Iglesias es "un día triste para Europa y ahonda en la mala imagen y la falta de prestigio de la UE" y critica a los que utilizan los resultados para sacar unos votos más. Y naturalmente defiende su compromiso con el euro y con todo. Nada extraño si tenemos en cuenta que Podemos, según dicen, hizo campaña con El Partido Laborista británico por la permanencia de GB en la UE. No me interesa hoy analizar esta actitud, que considero intrascendente ante el desarrollo contradictorio de los acontecimientos.  Continuaré en un rato, decía ayer antes de terminar el artículo. Continúe y acabé pero al subir el artículo se borró la parte última. Vuelvo a escribirlo.
Después de decir claramente lo que ha representado Gran Bretaña como submarino, o acorazado, de las políticas de EEUU en Europa, tampoco sería riguroso afirmar que la salida de GB de la UE representa automaticamente  el inicio de quiebra de la hegemonía neoliberal y la posibilidad de un movimiento social de masas contra el sistema. Me temo que es todo más complejo, empezando porque para ello sería imprescindible una actitud muy distinta en el conjunto de la izquierda europea, la sindical, la política y la intelectual. Los grandes asuntos sociales y políticos que dieron nacimiento a la izquierda con valores de cambio y emancipación siguen vigentes y sin embargo están ausentes de los grandes o pequeños "debates" y, sobre todo, de la acción de la izquierda. Tanto en el análisis del Brexit, en Europa o aquí, como en los debates europeos del tipo que tuvo lugar entre los cuatro candidatos a las elecciones generales en España hay una ausencia clamorosa de la condena de la guerra y la defensa de la paz, algo que tampoco se cita cuando se habla de lo positivo que es el Brexit, teniendo en cuenta el papel belicista de GB en todas las guerras en curso; tampoco la lucha de clases tiene significación como confrontación dialéctica entre intereses diferentes y contradictorios, a lo sumo se habla de posiciones algo más sociales o menos; la libertad es entendida especialmente como libertad de mercado y como posibilidad colectiva de votar en unas elecciones o referéndum. Y así podríamos continuar. Habrá tiempo para ello. 
Sobre las elecciones de ayer, un breve comentario para aportar algo a una reflexión más a fondo. En lo fundamental ha pasado lo que más o menos venía diciendo regularmente que pasaría: convertir al PP en el único agente a dinamitar por parte de toda la tribu política, porque es corrupto y malo y recorta derechos, sin dar un repaso a esto tan elemental que es la lucha de clases y qué representa en concreto cada fuerza política y sindical en esa lucha, es una estrategia errónea y el PP resiste. Dar por acabado al PSOE desde actitudes prepotentes tampoco es una actitud acertada. Liquidar una organización, IU, y subsumirla en Podemos, aunque se afirme lo contrario por parte de las lumbreras "dirigentes" de IU y PCE y los profetas del sorpasso, y sumar churras con merinas, que un día defienden una cosa y al día siguiente otra, con falsa humildad franciscana por Garzón y chulería sin causa por Iglesias, tampoco parece rendir buenos resultados. También tendremos ocasión de hablar de ello, a pesar  de que se van a instalar barricadas y campos de minas para evitar la entrada de elementos extraños en la "fortaleza". Y por hoy bastante.

1 comentario:

  1. En mi opinión, el mejor análisis del Brexit es el de Rafael Poch : "El epicentro del problema no es el Brexit. Una eventual salida del Reino Unido de la UE es economicamente irrelevante (hay mucha exageración ahí), pero políticamente debilitaría la influencia de Estados Unidos, del que el Reino Unido ha sido el más solicito servidor, en el continente. Solo por eso harán cualquier cosa por evitarla, pero el verdadero problema está en Francia. Fue Francia, no Inglaterra, la fundadora de lo que se está desmoronando desde 2007.El proyecto de reforma laboral está culminado tres décadas de frustración francesa por el robo de soberanía y el deterioro del nivel de vida medido en; recortes de ingresos, aumento de la desigualdad y retroceso de los servicios públicos. Esa es la enfermedad francesa." http://blogs.lavanguardia.com/paris-poch

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