domingo, 7 de febrero de 2016

PABLO IGLESIAS, CON ESCENIFICACIÓN DE "SEÑOR" Y DISFRAZ DE "PROLETARIO".
Será payaso! Cuando se entrevista con el Rey, en acto de consulta normal después de unas elecciones, se va con la camisa desabrochada y manga corta, sin chaqueta, para demostrar que él es un tipo del pueblo, de la izquierda dura, que no se impresiona ante un rey, jefe de estado. Sin embargo, a la entrega de los Goya va con smoking y pajarita, para decirles a los artistas y comediantes, que él es un Señor. No es necesario que visite al rey, o a cualquier personaje oficial, con corbata, pero la educación mínima tiene unas normas elementales, por ejemplo una chaquetilla normalita, para visitar al rey o ir a los Goya. Populismo barato que parece encandilar a ingenuos, desinformados, personas con pereza para pensar o, simplemente, interesar a arribistas que buscan un puesto 



Foto de Francisco Frutos Gras.


2 comentarios:

  1. Quiero ir más allá de Iglesias al que me niego calificar de payaso porque payaso fue Chaplin y Buster Keaton, y hasta mi padre, por lo que insisto en cambiar el calificativo. Un oficio difícil y de gran responsabilidad que busca el arriesgado objetivo de hacer reír no merece ser sinónimo de actitudes patéticas e impresentables. Diferenciemos comicidad de ridículo. Ya en el espacio de la representación, traigo a la memoria la gran película de Woody Allen sobre aquel personaje Zelig, que tenía la particularidad de transformarse según el ámbito que le rodeaba. Entre los judíos se metamorfoseaba en rabino, entre los nazis de soldado del raich, entre los afroamericanos de jazzman. Zelig era cómico,enternecedor, Iglesias ridículo y embaucador. Pena de posmodernidad.

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  2. Quiero ir más allá de Iglesias al que me niego calificar de payaso porque payaso fue Chaplin y Buster Keaton, y hasta mi padre, por lo que insisto en cambiar el calificativo. Un oficio difícil y de gran responsabilidad que busca el arriesgado objetivo de hacer reír no merece ser sinónimo de actitudes patéticas e impresentables. Diferenciemos comicidad de ridículo. Ya en el espacio de la representación, traigo a la memoria la gran película de Woody Allen sobre aquel personaje Zelig, que tenía la particularidad de transformarse según el ámbito que le rodeaba. Entre los judíos se metamorfoseaba en rabino, entre los nazis de soldado del raich, entre los afroamericanos de jazzman. Zelig era cómico,enternecedor, Iglesias ridículo y embaucador. Pena de posmodernidad.

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