viernes, 5 de octubre de 2012

DE NUEVO SOBRE IDENTIDADES.

VOLVAMOS AL "APASIONANTE" TEMA DE LA IDENTIDAD.
Esta tarde, después de leer que Carme (o Carmen) Chacón no quería que la hiciesen elegir entre Catalunya y España, oponiéndose  a un referéndun ilegal, y conocer las palabras de Pere (o Pedro) Navarro, el máximo responsable del PSC, intentando canalizar una opinión común de todo el PSC ante la situación creada por el nacionalismo-independentismo-oportunismo, me he decidido a volver al asunto, aún pensando que no se puede dedicar mucho tiempo al desfalco moral y político al que nos somete éste. Alfonso Guerra ha escrito también un artículo en la revista Tiempo en el que no hay desperdicio. Vale la pena leerlo después de semanas de intoxicación del nacionalismo catalán y vasco y sus apoyos mediáticos, profusos y en todas partes, por un lado; del nacionalismo españolazo reaccionario en los panfletos de la derecha y ultra derecha, por el otro; y de la parálisis conservadora de Rajoy, de su gobierno y del PP, anclados en un discurso estático y burocrático sobre una Constitución que ha sido vulnerada y ridiculizada por todos los poderes económicos y políticos dominantes. He citado a dos personas con las cuales en esta ocasión coincido en gran parte. He citado al PSC, y podría ampliar al PSOE, ya que ahora han descubierto ambos, sin convicción para convencer, el federalismo, algo que podían haber tenido en cuenta y proponerlo para un debate sin prisas, y sin pausas, en un momento en que la Constitución empezaba a hacer aguas por todas partes al no cumplirse cosas básicas de la misma, en especial las que afectaban a los derechos esenciales y a las condiciones de vida de la mayoría. Durante largos años sólo el PCE e IU en solitario han planteado la cuestíón federal como la culminación del estado de las autonomías, lo que además de la necesaria actualización constitucional formal, hubiera puesto encima de la mesa  la necesaria reforma en profundidad, sin pretender que ello fuese la solución milagrosa a problemas que no tienen nada que ver con identidades artificiales.
Pues bien, ahora, a remolque de la epidemia identitaria, con las emociones sustituyendo a las razones y argumentos, es necesario no perder más tiempo y aislar, por un lado al conservadurismo identitario que se escuda en el pacto fiscal y en la independencia para esconder sus responsabilidades, y por el otro al conservadurismo reaccionario de la España eterna. Y esto sólo se puede hacer de una manera: defender las reformas constitucionales necesarias, entre las cuales debe figurar el federalismo republicano solidario, no como una pura forma de Estado, sino como un instrumento democrático capaz de hacer frente a la crisis económica y social producida por el capitalismo realmente existente, con sus consecuencias de paro y precarización extrema del trabajo, los retrocesos laborales y los recortes salariales, sociales y en servicios públicos, que acentúan aún más las desigualdades.
Esta debería ser la concepción de una izquierda que quiere cambios constitucionales en profundidad para poner en el centro de la actuación política y de gobierno el bienestar colectivo, en vez de ir detrás de las pancartas del oportunismo y de la demagogia, o limitarse a una abstracta discusión sobre monarquía o república.
Ante esta necesidad, qué hacen los impulsores de la epidemia identitaria: lo de siempre, "buscar el culpable", el chivo expiatorio, de todos los males, en los que ellos son también responsables en primer grado. Lo han preparado en 23 años de pujolismo y corruptelas y en unos pocos de crisis aguda: los culpables son los perezosos que viven a costa nuestra, los españoles, el sur. Exactamente igual como hace la Europa del norte con los europeos del sur, los italianos de la Liga Norte con los italianos del sur, y aquí, el norte, historicamente más desarrollado, con el sur. Y como España no nos quiere tratar de tú a tú, bilateralmente, entre iguales, ni nos aceptan el pacto fiscal, rompemos la baraja y exigimos la independencia, manipulando la conciencia de mucha gente que se cree esto de que "España nos roba", sin darse cuenta de que también hay ladrones mucho más cerca.
Resumiendo este demasiado largo artículo: yo quiero vincularme con andaluces, madrileños, vascos, gallegos..., con personas, no con territorios. Y defenderé que no sólo no se rompa el vínculo existente, sino que se fortalezca, se haga indisoluble y se internacionalice. Y como me importan un bledo los colectivos artificiales de falsa pureza identitaria, pondré por delante y por todos lados una relación de ciudadanía, igualdad y solidaridad. Es por eso que, frente a independencias y recentralizaciones, ambas conservadoras, es preciso avanzar rápido hacia un federalismo solidario, republicano e igualitario. Es una obligación de las organizaciones sindicales y políticas representativas de la población trabajadora encabezar una regeneración política y social para que una parte importante de esta no se crea más fábulas y mentiras y defienda sus derechos unitariamente con la clase trabajadora de toda España, de Europa y del mundo. 

Leer en Mientras Tanto (www.mientrastanto.org), en el número 106:"Sobre federalismo(s), derecho(s), a la autodeterminación e independencia(s) de Giaime Pala. 
En la misma revista y número: "Cataluña: la epidemia de las emociones" De Laurentino Vélez Pelligrini. 

 OBAMA DEJA EN LIBERTAD A LOS CINCO COMPAÑEROS CUBANOS.








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