lunes, 9 de abril de 2012

35 años después de la "legalización"

Recordar el 35 aniversario de la “legalización” del PCE me produce una sensación que quiero evitar: la de que cada año tenemos que rememorar una rutina que no añade ni quita nada a la pequeña historia de la legalización del PCE. El partido había sido legalizado por sus militantes, simpatizantes y apoyos diversos durante toda la etapa de Dictadura franquista. Incluso en los momentos más duros de persecución y represión, el partido existía, sorteaba la caza a la que estaba sometido y sus activistas participaban en todo tipo de actividades: clandestinas, para- legales y legales. No en vano diversos protagonistas sociales e intelectuales se referían a él en mayúscula: el Partido, como algo verdaderamente existente y casi en exclusiva como movimiento real. Por tanto en Abril de 1977 se formalizó esa realidad en forma de legalización oficial.

La identidad del PCE desde su nacimiento se expresa en la teoría y en la práctica por la lucha y por la justicia social, la igualdad, la libertad real, la democracia que empieza en lo económico y social y acaba en la cúspide del Estado, en la permanente acción contra la guerra y por la paz, en el afán por construir el socialismo como camino al comunismo. Así fue durante toda su vida, en la Dictadura de Primo de Rivera, en la IIª República, en la guerra patriótica contra el levantamiento fascista, en la clandestinidad, en la etapa, larga ya, de democracia representativa. El partido mantuvo su identidad original adecuándola a las circunstancias, con sus aciertos y errores, con sus avances y retrocesos, con sus virtudes y defectos. Tuvo decenas de miles de militantes y perdió muchos de ellos por las circunstancias que se iban produciendo y por las crisis externas, de los ideales comunistas, y por las internas, vinculadas a debates que acababan en enfrentamientos, por deserciones que desembarcaban en el PSOE, y algunas incluso más lejos, o que se iban a casa a una vida más alejada de la política. De todo ha habido.

El PCE defendió una ruptura democrática y un proceso constituyente que no se produjeron. Llegó la transición y el pacto por la reforma. En esa etapa, junto a la aceptación de realidades en aquel momento inamovibles, y con el franquismo aún coleando, se cometieron también errores, o claudicaciones, de mucho calado y que marcaron el futuro inmediato y la perspectiva. Señalo simplemente la aceptación de unos símbolos y la renuncia a los republicanos, la memoria, la histórica y republicana y la de miles de muertos asesinados, o la estrategia al socialismo, incluso en momentos de receso. La Constitución de 1978 reflejó parte importante de la lucha social y política contra la Dictadura, pero amortizó el espíritu y la práctica de la misma. Era aquel momento en que el Secretario General del PCE, Santiago Carrillo Solares, se creía que conducía el proceso democrático y daba lecciones a la derecha y a la socialdemocracia, cuando una y otra seguían las directrices que se habían elaborado en Alemania y en EEUU, e incluso nos imponían una Ley Electoral del bipartidismo.

La Constitución se ha ido quedando progresivamente como un papel mojado, en cosas fundamentales: trabajo, derechos sociales, igualdad, vivienda, participación democrática…En los años que gobernó el PSOE, después de la destrucción y derrota de UCD, además de las reestructuraciones productivas brutales, que no fueron sustituidas por nada, de la liberación de los alquileres al mercado más despiadado, de las reducciones progresivas de derechos laborales y sociales, se produjo algo más grave en la perspectiva: la liquidación de principios y valores que se habían gestado en un largo proceso y su sustitución por los del mercado, el consumismo, el individualismo y la competitividad como nuevos paradigmas. El PSOE abrió la espita y el PP la brecha. El bipartidismo, sobre la base de políticas muy parecidas, se impuso. En esas estamos: 14 años PSOE, 8 años PP, otros 8 PSOE, y vuelta al PP. Y ahora, ¿qué? Esta es la incógnita a despejar por el PCE. Esta es la incógnita a despejar por IU. O esclavos del bipartidismo, haciendo de bisagra de vez en cuando, o rompiendo la baraja del bipartidismo y construyendo una alternativa. Ustedes dirán: ahora, con los resultados electorales de Andalucía, se puede abrir un camino u otro.

Publicado en la edición digital de Mundo Obrero
http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=1773&sec=3&aut=2

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