domingo, 18 de septiembre de 2011

LAS ULTIMAS BOMBAS DE LIBIA.

El gobierno y los medios de propaganda del régimen informan con total desparpajo y naturalidad de que en Libia la ORGANIZACIÓN TERRORISTA DEL ATLÁNTICO NORTE continúa bombardeando los últimos reductos de Gadafi. Para los asesinos, para sus gobiernos y para sus medios de propaganda, matar y destruir se ha convertido en una banalidad de la vida cotidiana, mientras se mate y se destruya a los que toda esa banda ha declarado previamente enemigos a abatir. Es bien conocido lo que han hecho en más de medio año de bombardeos y en bastante más tiempo de conspiración para eliminar a Libia como estado soberano.
Hace pocos días, una persona, James Petras, que al principio de los bombardeos, todo y estar en contra de los mismos, cargaba las tintas sobre las perversidades dictatoriales de Gadafi, algo que en el fondo se podía leer como una objetiva justificación de la agresión fascista, declaraba que la guerra de Libia es un "gran crimen del nuevo milenio". Y lo argumentaba con datos y opiniones.
Yo intento decir las cosas con claridad, con la máxima objetividad posible y sin ningún complejo frente a las mentiras de esta guerra, de las de Afganistán y de Irak, para citar sólo las más cercanas en el tiempo y plenamente vivas, por lo que ocurre ahora mismo y por los efectos y secuelas que producen. Y aunque se haya ya dicho desde todos los ángulos, con argumentaciones diversas y contrastadas, es necesario repetirlo porque hay gente, incluso con buena voluntad para conocer la verdad, que no se entera. Los motivos y objetivos de la guerra son varios: 1º, la guerra es inseparable del capitalismo, de su investigación e industria bélica. La tiranía capitalista no renuncia, a pesar de su fracaso como proyecto económico y político, a dominar el mundo. 2º, la guerra contra Libia tiene, entre otros objetivos, la posesión de las materias primas, petróleo y gas en Libia, y el control del territorio para establecer la base de actuación militar para el dominio económico, técnico y político de toda África. En primer lugar, del Magreb completo y del Oriente Próximo, en alianza con Arabia Saudita, Qatar, Jordania...., proteger al estado sionista de Israel como su base militar, e impedir que las rebeliones del último periodo se conviertan en revoluciones. En la lista inmediata está Siria, con acciones de desestabilización interna, armando a grupos, impulsando enfrentamientos y, al igual que en Libia, impedir un acuerdo político de fondo entre todos los grupos enfrentados. Yo no voy a hacer ninguna crítica pública a Siria porque es un error político y una acción inmoral cuando los planes imperialistas están tan claros. Los objetivos no acaban ahí, tienen a América Latina, con Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua a la cabeza, en la punta del fusil. Ben Rhodes, consejero de estrategia de Obama dice, "Libia es el camino. Es una estrategia buena". Y el neofascista globalizado, José María Aznar, vocifera, "el valor de la libertad es universal", para reclamar que se haga lo mismo en Cuba, en Venezuela y donde convenga. Todo muy clarito, si se quiere ver.
Los instrumentos para la realización de los desmanes del imperialismo en Libia son: en el plano internacional, la OTAN como brazo armado, la ONU, la UE, La Corte Penal Internacional y otros organismos, para avalar los crimenes y ocupaciones; y en el plano interno, los jerarcas más proneoliberales que abandonan a Gadafi, los más corruptos que quieren más derecho a la rapiña, los terroristas de las Al Qaedas, reciclados por la OTAN, del Grupo Combatiente Islámico, y tontos útiles que se creen las mentiras. Todos ellos, canallas que no han dudado en pedir a la OTAN que bombardease a su propio pueblo, 10 minutos antes de ser derrotados. Cobardes donde los haya, ayudados por los cobardes grandes que sólo se atreven con los pequeños, débiles y sin defensas militares. En ese contexto es asesinado el jefe militar de los mercenarios, Abdul Fatah Younis, por una Brigada Islámica y es sustituido inmediatamente por Khalifa Belcasin, ex-agente de la CIA. Y desde la información- propaganda, la OTAN utiliza los instrumentos clásicos: ocultar los intereses y revestirlos de defensa de la libertad y la vida; invertir los papeles para convertir a la victima en agresor; ocultar la historia y la realidad; crear el monstruo Gadafi. Parece que cuanto más grande y más inverosímil sea la noticia, más se traga.
En todo ese proceso han despreciado las iniciativas del Presidente de Venezuela, de Brasil y otros paises y de la Unión Africana, que ha visitado Libia varias veces, con propuestas concretas para acabar con los enfrentamientos armados, establecer el diálogo y llegar a un acuerdo político para organizar el futuro del país. La OTAN y los mercenarios no querían ni diálogo ni paz, querían conquistar, aunque para ello tuvieran que destruir Libia, la nación de toda África con las mejores condiciones sociales, con las expectativas de vida más altas, 74 años de promedio, el menor indice de analfabetismo, el 5%, el mayor gasto en educación, el 2%, y el menor en defensa, 1,1 % del PIB.
Ahora, después de miles de bombardeos, muertes y destrucciones, llegan los principales asesinos a Trípoli. Como pareja de fechorías Sarkozi y Cameron, adelantándose a Erdogan, para certificar que son importantes beneficiarios del saqueo. Erdogan a la cola, reconstruyendo negocios, influencia islamista y recuerdos del imperio otomano. Luego llegarán los EEUU, con el Nobel Obama y la inefable Hillari. Esos no tienen prisa, porque aunque representan a un estado fallido, en decadencia y en bancarrota, tienen misiles para apoyar las exigencias de sus grandes empresas. Y después de los estados asesinos llegarán China y Rusia para hacer cola y defender alguna inversión. Dos estados que se abstuvieron en la aprobación de la Resolución 1973, en vez de vetarla, que son enemigos a apartar de África, especialmente a China, que desarrolla intercambios económicos, tecnológicos y comerciales más justos, sin imposiciones políticas imperialistas. A Zapatero, a la sionista Jiménez y a la chusquera Chacón no se les espera ni necesita, pues ya cumplieron su papel de mamporreros del imperio.
Y la llamada izquierda, ¿qué hace?. Pues, equilibrios entre el NI a la OTAN y el NI a Gadafi, como en otras ocasiones, favoreciendo, claro está, a la OTAN. Algunos lo hacen inconscientemente, no saben más y les engaña cualquier discurso disfrazado de derechos humanos. Otros, conscientemente, son cómplices disfrazados de ultraizquierdistas, con posibles nóminas en la CIA, que no deja ningún terreno por explorar y explotar. Ni una sola protesta importante en Europa y en EEUU. Ni pacifistas, ni izquierdistas, ni izquierdas autoproclamadas alternativas, al estilo del PIE y de algunos de sus componentes, con patéticas actitudes eurocentristas y otanistas. Aquellos intelectuales y artistas tan activos contra la preparación de la guerra de Irak, han desaparecido. Muchos/as de ellos/as han apoyado incluso la guerra. Se nota que no gobierna Aznar y el PP y sí el compañero Zapatero. Y los jefes sindicales ídem de ídem. Dicen que no quieren ser cómplices de un "monstruo". Aceptando su lenguaje manipulado diría,un pequeño "monstruo", dirigente de un país de seis millones de habitantes, pero sí lo son del Gran Monstruo y su cabeza bélica, la OTAN. No existe el internacionalismo, se debe reconstruir y recrear. Si antes los marxistas de las diversas corrientes condenaban todas las invasiones imperialistas, aunque se produjeran en paises con gobiernos dictatoriales, hoy, por acción u omisión, las toleran y aceptan. Ni por activa ni por pasiva se puede ser cómplice del crimen. Con la OTAN sólo se puede llegar a un acuerdo: que desaparezca y sea sustituida por una organización dependiente de una ONU que no sea lacaya del capital, con decisiones tomadas por La Asamblea General, sin derecho a veto, y con dirigentes al frente que no tengan nada que ver con los que detentan las verdaderas armas de destucción masiva. Los que manipulan el dinero y el poder contra los pueblos, los que corrompen políticos, sindicalistas, intelectuales, artistas, y tienen sus medios de propaganda directos o mercenarios.
Para terminar este excesivamente largo artículo, la pregunta, ¿y ahora qué? ¿es signo de fortaleza económica, política y moral lo que ocurre en Libia y en otros sitios? Rotundamente NO. es síntoma de degradación, fracaso y decadencia de un sistema. El gran problema es que no hay todavía alternativa y la agonía de este sistema puede durar mucho y producir enormes sufrimientos. Finalmente, lo siniestro cae. Para contribuir a avanzar, unas sencillas ideas: junto a todas las reivindicaciones, movilizaciones y luchas por los derechos y el trabajo en marcha en todas partes, se debe impulsar, articular y coordinar un debate basado en elementales propuestas para la defensa de todos los Derechos Humanos, que se resuma en un programa político de: Comida para todos/as. Educación, salud y vivienda. Paz y seguridad, que descarte la guerra totalmente. Política de libertad real.
La ONU debería ser el lugar para iniciar este debate. Una nueva Carta de la ONU, con caracter resolutivo, que concrete con claridad derechos y deberes de todos sus miembros. A partir de esa nueva realidad se podrá discernir con exactitud política qué es dictadura y qué es democracia. Entonces sabremos si en Libia había una brutal dictadura, si la hay en Cuba, o si las verdaderas dictaduras no están en esas inmensas barriadas de los EEUU, cuartos mundos, con expectativas de vida iguales que las del tercer mundo, o si en Colombia hay libertad y democracia o, simplemente, terrorismo de estado. A la espera de que llegue ese momento del verdadero debate sobre la realidad actual, como dice el refrán "a dios rogando y con el mazo dando", defendámos nuestras ideas y propuestas con convicción y la inteligencia de acciones y discursos capaces de interesar y organizar a amplios sectores de la sociedad.

Escrito el 19 de septiembre de 2011, al día siguiente de la Fiesta del PCE, celebrada en San Fernando de Henares,(Madrid).

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